Este decálogo[1] no pretende ser un sustituto del manifiesto ágil, ni nada que se le parezca. Se trata solo una pequeña recapitulación de los principios y valores ágiles que me parecen más importantes junto a una breve ilustración de por qué funcionan. Ahí van:
Entregarás tu trabajo cada poco tiempo
Con periodicidad fija dejarás ver a tu cliente lo que estás haciendo. De forma regular, le permitirás que lo use, lo pruebe y lo comente. No huirás de su revisión.
Esconder tu trabajo, seguir elaborando de forma encubierta un producto que nadie ha visto, creado solo con tu interpretación de lo que hay que hacer, solo hará que cumplas el presupuesto de forma inmaculada. Lamentablemente, cuando el cliente descubra el producto final, es muy posible que te diga «Esto no me sirve. No es lo que yo necesito. Hay que comenzar de nuevo». A partir de ahí, ya no hay vuelta atrás.
Permitirás cambios a lo previsto
Negociarás las peticiones de modificación a lo pactado. Serás claro con lo que supone cada cambio y lo acordarás sin oponer una resistencia injustificada.
No evitarás que te solicite cambios a lo pactado en el presupuesto. Permitirás que vuelva del revés lo entregado si es necesario.
Evitarás crear un nuevo contrato por cada solicitud de reforma. El contrato original se ideó para resolver un problema del cliente y eso es también lo que pretende la modificación que solicita.
Simplificarás al máximo
No caerás en la tentación de diseñar un producto excesivamente complejo solo para mostrar tus dotes como arquitecto, programador o experto ingeniero. Los artefactos saturados de características y funcionalidades son caros, difíciles de usar, de entender y de mantener.
Seguirás fielmente el Principio KISS (Keep It Simple, Stupid) y venerarás el fenómeno de la Navaja de Occam (cuando se tiene más de una alternativa para resolver un problema, la mejor solución es siempre la más simple de entender).
Trabajarás sin interrupciones
No saturarás al equipo de trabajo con mil cosas que hacer en cada sprint. Ellos mismos elegirán qué pueden hacer en ese periodo de tiempo y no añadirás continuamente nuevas cosas sin justificación. No permitirás que más y más tareas lleguen continuamente al puesto de trabajo evitando la dispersión o que no esté clara la visión del objetivo del sprint.
Conseguirás con esto que las pocas cosas que el equipo decida hacer, las haga bien y no haya que parar continuamente para corregir lo que se terminó de forma apresurada semanas o meses antes.
Entenderás la Ley de Carlson (el trabajo es más productivo y consumirá menos tiempo que si se producen interrupciones). Evitarás los ladrones de tiempo y la multitarea como si del mismísimo infierno se tratase.
Establecerás metas claras
Conocerás la Ley de Parkinson que nos dice que todo trabajo se dilata en el tiempo hasta llegar a ocupar todo el que haya disponible. Te pondrás un objetivo cada poco tiempo y trabajarás en él de forma decidida y sin excepciones.
Evitarás metas abiertas y poco claras como «terminar el proyecto lo más pronto posible» o «completar el trabajo dentro del presupuesto». Establece un fin claro y definido en el tiempo: «En estas dos semanas terminaré el diseño de la antena de forma que pueda conectar un mensaje al dispositivo en el vehículo de reparto».
Temerás también a la Ley de Hofstadter (una planificación siempre llevará más tiempo de lo que prevés, incluso si conoces esta ley).
Entregarás productos de calidad
Huirás del trabajo pobre que, llevado por las prisas, solo entrega soluciones a medio cocer que requieren volver atrás de forma repetida. Abandonarás los parches y las soluciones rápidas como si de maldiciones bíblicas hablásemos. Te mantendrán siempre atareado en asuntos que no son productivos y evitarán que ganes dinero con lo que haces.
Realizarás diseños de calidad, siguiendo los conjuntos de buenas prácticas de tu trabajo. Mantendrás el orden y limpieza en la ejecución necesarias para entregar productos robustos y fiables.
Proporcionarás un entorno tranquilo y sin agobios donde estos diseños puedan suceder. No te dejarás llevar tampoco por el estrés y las prisas. Serás consciente del triple beneficio de la calidad: Una solución rápida hoy, te robará tiempo de mañana; una ejecución hábil y meditada te hará ganar tiempo en el futuro; ambas cosas te proporcionarán tranquilidad para afrontar nuevas decisiones con más acierto.
[1] https://www.fundeu.es/recomendacion/un-decalogo-no-siempre-contiene-diez-puntos-828/