Es el equipo el que decide qué funcionalidades caben en un Sprint y cuáles no. Los miembros del Equipo de Desarrollo son los que mejor saben cómo se hace el trabajo y los que por tanto mejor pueden calcular si en el sprint caben seis u ocho historias de usuario o lo hacen a 10.
Si viene presión de fuera para que metan más cosas en el Sprint y que se comprometan a entregar más trabajo cuando realmente no lo ven factible, esto sólo puede hacer que se acumule el resentimiento o la desconfianza o que se fomente la baja calidad del trabajo para poder entregar a tiempo. Se sabe que cuanto más ridículos son los plazos de entrega más tiempo y dinero se malgastan en intentar conseguirlos.
Cuando se planea la cantidad de trabajo que podemos hacer, se planea un tiempo para las pruebas que necesitamos hacer y asegurarnos de que el trabajo es fiable. Se planifica también una cantidad de tiempo razonable para pensar y estructurar el desarrollo. Si falta tiempo para hacer estas cosas, la calidad del trabajo se resentirá y, más adelante, en próximos sprints o después de finalizado el proyecto, pagaremos esta deuda que hemos dejado atrás con intereses de demora convertidos en bugs que nos asaltarán en los momentos más inoportunos y que reducirán el nivel de satisfacción de nuestros usuarios.
Otra cosa es que el Equipo de Trabajo se sienta retado a conseguir más cosas dentro del Sprint y que se sientan con ánimo de conseguir mucho en poco tiempo. Si conseguimos un ambiente así, en el que los desarrolladores se comprometen por sí sólos al máximo alcanzable por ellos, habremos conseguido un gran objetivo y tendremos un gran equipo.