Josh Kaufman, en su libro MBA personal, habla de ocho síntomas que indican que las cosas se están haciendo mal en una organización o en un equipo de trabajo. Probablemente no todas sean aplicables a la vez en un mismo caso, pero seguro que identificas alguna de ellas en alguna de las empresas en las que hayas trabajado.
Si en tu trabajo las cosas no están funcionando bien, probablemente se deba a al menos un par de estas causas. Si te parece que no aplican, que no sabes lo que es, pero en tu situación ninguna de estos problemas es el culpable, piénsalo dos veces, quizás estén ahí, delante de ti y no te estás dando cuenta. Aquí van:
- El trabajo incompleto: Se empiezan muchas tareas, pero muy pocas llegan a concluirse. Siempre llega una más urgente e importante que todas las anteriores y se para todo para comenzar con la nueva. Esta sí que es importante ahora (hasta dentro de un par de semanas que llegará una tarea nueva y más urgente aún).
- La parálisis de la coordinación: no puede hacerse nada sin consensuar con gran cantidad de responsables de departamento, líderes de proyecto y la firma o el email con la autorización de un par de jefazos.
- Los pseudoproblemas: se magnifican los problemas menores hasta perder el sentido de la proporción. Se crea un estado de alarma continuo en el que el menor desvío o la más pequeña equivocación (si es que es una equivocación real) se convierte en un drama al que hay que prestar toda la atención. Se interrumpen los esfuerzos a los proyectos y tareas importantes para apagar ahora este fuego, consiguiendo con esto solo que el avance real no haga más que dar saltos atrás y adelante.
- Las fechas límite negativas. Las fechas límites son más importantes que la calidad del trabajo. No importa lo que haya que hacer, solo se piensa en terminar. Esto hará que construyamos productos débiles, que fallan mucho o que demos servicios sin el mimo que requiere el trabajo bien hecho.
- Todas las decisiones tienen que ser aprobadas por toda la estructura de la empresa. El producto toma la forma de ella: Ley de Conway. Vemos esto fácilmente en webs institucionales en las que se dedican un número fijo de páginas para que lo rellene cada departamento y cada uno lo convierte en un escaparate de su trabajo. Se construye de todo excepto una página en la que el ciudadano encuentre fácilmente lo que necesita.
- Para no perder 100€ que valdría un portátil de segunda mano que se pierda o se robe al año, se invierten miles de euros en la creación de software de inventario, supervisión, control, seguimiento o tiempo para el de registro.
- La información se proporciona con cuentagotas. No se cuenta por qué se necesita lo que se pide ni se justifica. Pocas cosas hay tan desmotivadores como trabajar en algo que no se sabe para qué se necesita ni si le será útil a alguien.
- No se quiere que las personas tomen contacto entre sí. Podrían saltarse la cadena de mando y el supervisor se sentiría menos importante. Alguien podría preguntarse para qué sirve su puesto y tiene que justificarlo de cualquier manera.
Referencias:
- Ocho síntomas de crisis burocrática en el libro MBA Personal por Josh Kaufman.