No así el problema que están intentado medir (por lo menos, no siempre).

Durante los años 90, en Europa, a alguien se le ocurrió una solución para reducir los excedentes de leche y mantequilla en la Unión. Demasiados productores de leche estaban haciendo bajar mucho los precios en los mercados. La idea era compensar a los granjeros por cada vaca llevada al matadero.

Para comprobarlo y así poderse garantizar la subvención, el propietario de las vacas sacrificadas debía enviar por correo una oreja del animal. Cuantas más orejas enviaba, más subvención recibía.

Todo fue bien al principio. Imagino la cara de sorpresa del promotor de la idea. Estaba funcionando de maravilla. Miles de vacas lecheras estaban siendo sacrificadas. Pronto se reduciría la capacidad de producción y los precios volverían a la normalidad para todos.

No tardó mucho en verse el problema: la gente comenzaba a informar sobre prados llenos de ganado sin orejas. Estaban cometiendo una atrocidad con los animales, y encima cobraban dos veces por cada vaca, una por la oreja izquierda, y otra por la derecha.

Piensa ahora en lo qué ocurriría si decides premiar a tu equipo con un bono por mejorar las estadísticas que da tu Sonar. Hay bastantes probabilidades de que alguien copie y pegue el Quijote para añadir más comentarios al código. También puede suceder que se pongan a crear tests unitarios por doquier, pero que no prueban nada real, solo mejoran el porcentaje de cobertura. Después de todo, esto es más fácil de hacer que cortar la oreja de un animal.

Pero esto no va a pasar solo si pagas un bono. Si echas la bronca por no tener un código suficientemente comentado, o por no haber terminado suficientes historias este sprint, también de va a pasar. Probablemente pase incluso si simplemente los felicitas por haber sumado más estas dos semanas. Sabrán que lo estás midiendo y están siendo

Corres el riesgo de entrar en un Scrum flácido, uno en el que solo se escogen las historias más fáciles de terminar, aquellas de menos riesgo y menor coste. Solo se apuesta por sumar puntos de forma sencilla. Si el cliente las necesita o si le aportan valor es algo totalmente secundario, lo importante es terminar cuantas más mejor. Así el jefe no se enfada.

Todo pintará muy bien. Las cifras no hacen más que darnos buenas noticias: mejoramos de forma clara el número de puntos completados, cada vez terminamos más historias. Siempre supimos que echar una bronca al equipo iba a funcionar. Desde que los hicimos las estadísticas claramente nos dan la razón (igual que el general israelí que pensó que las broncas funcionaban mejor que los halagos. Ver Regresión a la media tuit de Joan Tubau).

No está mal medir, siempre es bueno saber hacia donde vamos o qué necesitamos mejorar. Pero no te dejes engañar fácilmente, es bastante probable que, tan solo observando, ya estés alterando el resultado (ver Paradoja del Observador en Wikipedia).


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Referencias: