Veo a menudo en la llamada ‘comunidad Ágil’ demasiada discusión sobre si se está usando Scrum o si lo que estás haciendo puede llamarse Scrum o no en lugar de centrarse en si se está entregando trabajo con frecuencia y si este trabajo es lo que el cliente necesita. Esto es lo realmente importante, el proceso que se siga para lograrlo es secundario.
Es una especie de fundamentalismo que afecta a unos pocos que han aprendido un Scrum ‘único y verdadero’ y ellos deciden lo que está bien o está mal. Lo implementan de una manera poco flexible pretendiendo que de un plumazo toda la organización cambie su forma de trabajar. Ante cualquier queja contestarán: ‘Debe ser que no lo estás haciendo bien. En Ericsson y Spotify funciona perfectamente‘.
Hay otro tipo de implementador de Scrum, el llamado pragmático. Es el que, conociendo aún poco de Scrum, usa sólo algunos de los métodos porque considera que los otros son demasiado difíciles de implementar o que hay mejores formas de hacer esa parte en concreto. Es como ir a una clase de kárate y después de la primera lección decirle al instructor ‘Bueno, todo esto está muy bien, pero creo que puedo simplificarlo un poco para hacerlo mejor‘.
No hay nada de malo en adaptar Scrum a las necesidades de tu proyecto, de hecho es necesario y a veces quizás imprescindible. Comenzar con Scrum siguiendo al pie de la letra el libro también es importante. Aprender del patrón ideal o común a muchos proyectos para luego flexibilizarlo y adaptarlo a tus características es bueno si se mantienen de fondo los principios ágiles. Haz lo que funcione para ti o tu empresa pero mantente en ello y mejóralo con el tiempo.
Referencias: Pragmatism, Fundamentalism and Transformation – the Three Modes of Scrum