Atul Gawande, cirujano de un prestigioso hospital, estaba interesado en mejorar la cifra de incidencias y complicaciones que surgen habitualmente en las mesas de operaciones, así que se le ocurrió preguntar cómo lo hacían ellos a otro tipo de profesionales completamente diferente pero del que también dependen muchas vidas.

Durante una visita a Boeing, Gawande preguntó cómo conseguían que todo funcionara correctamente en su trabajo diario. La respuesta fue sencilla: Usaban checklists. Una y otra vez, los pilotos se apoyaban en checklists, no sólo para el despegue y el aterrizaje en condiciones normales sino también para las situaciones de crisis en condiciones de emergencia.

De vuelta a su hospital, Gawande preparó una lista de verificaciones que podía ser comprobada en 2 minutos y la implementó en las salas de operaciones de ocho hospitales. Se aseguraron de que la lista también incluía puntos básicos: Había suficiente sangre disponible o quedaban antibióticos en cantidad adecuada para la operación.

El resultado fue sorprendente, obtuvieron mejores resultados, mejores resultados de forma masiva. Se aseguraron de evitar errores básicos y de no cometer fallos estúpidos. Ahora, incluso la Organización Mundial de la Salud define listas de verificación para la seguridad de los pacientes.

Una simple hoja de papel o archivo MS Excel con una lista de puntos a revisar pueden evitar muchos errores y mejorar la calidad de lo que hacemos. Incluso SCRUM tiene una lista para que auto-comprobemos el nivel de su implementación en nuestra organización.

No existe solo una SCRUM Checklist, existen muchas. La que más me gusta es la SCRUM Checklist de Henrik Kniberg, el autor de SCRUM y XP desde las trincheras. Es muy útil la forma en la que separa lo fundamental y lo esencial de lo solo recomendado en la implementación.

Aún no puedo marcar todas las casillas de esa lista. Como indica Henrik, ¡tendré cuidado con la policía de SCRUM!