Mark Twain dijo una vez: si tu trabajo es comerte una rana, es mejor hacerlo a primera hora de la mañana. Y si tu trabajo es comerte dos ranas, es mejor comerse la más grande primero. Si quieres ser productivo y no dejarte las cosas esenciales detrás, haz las cosas más importantes o difíciles primero. Verás si eres capas, si el proyecto es viable. Luego tienes el resto del día (o del proyecto) libre para mejorar y con la tranquilidad de haber resuelto los principales problemas primero.
Al principio de la mañana, el proyecto o de la tarea, estás más despierto, más animado, más concentrado. Todavía tienes recursos por delante para reaccionar si es más difícil de lo esperado o se requieren otras acciones. Al final el mismo, estarás comprometido con las fechas de entrega, más estresado y con más prisas. No harás las cosas importantes bien o las dejarás a medio cerrar. Puede sucederte como en ese clásico meme de las redes sociales en las que se ven los cuartos traseros de un caballo dibujados con gran exactitud y precisión, pero a medida que el dibujante avanza hacia la parte delantera, debido a la presión por entregar, va eliminando trazos y simplificando los detalles hasta entregar solo una caricatura de la cabeza del caballo.
Siempre hay cosas en el trabajo que nos resistimos a hacer. Son más difíciles, requieren de más dedicación, o tenemos miedo de hacerlas mal y que seamos criticados por ello. Asegúrate de que en el equipo de trabajo hay «coraje» para enfrentarse a ellas y acometerlas de una vez. Coraje, entendido como en Extreme Programming, surge donde se ha creado un ambiente en el que no hay miedo a ser castigado o criticado por cometer un error.
A todos nos cuesta comernos las «ranas» de nuestro trabajo. Es algo completamente normal. ¿No has visto alguna vez, que cuando en el backlog hay diversas tareas y una de ellas es un trago más amargo que las demás, todas las historias de usuario se terminan excepto la más compleja? Pasará una y otra vez al siguiente sprint casi sin tocar donde volverá a suceder lo mismo con las nuevas tareas añadidas. Hasta que no eliminas las «distracciones» y los hitos fáciles de conseguir del sprint backlog, no conseguirás que se decidan a atajar el problema.
Una vez has acabado con sapos y culebras, todas las nuevas tareas en tu To-Do list te parecerán un plato mucho más fácil de digerir.