Existe una teoría, llamada Teoría de la Latencia de las Decisiones (Theory Decision Latency), que nos viene a decir que la duración del intervalo, o tiempo que tardamos en tomar una decisión, es más importante que la calidad de la decisión. Esta teoría presupone que, para el éxito de nuestro proyecto, más vale tomar decisiones de forma rápida aunque algunas puede que no sean las mejores posibles.
El Standish Group en su informe CHAOS Report de 2018 ha querido probar, midiendo en centenares de ejemplos reales, si esta hipótesis está fundamentada o no. Clasificó los proyectos entre los que tardaban 1 hora de media en tomar cada pequeña decisión del proyecto (baja latencia y equipos Highly Skilled), 2, 3, 4 y hasta 5 horas por decisión (alta latencia o equipos Poor Skilled).
Los investigadores del Standish Group pudieron comprobar que simplemente bajando el nivel de latencia, o el tiempo medio que se tarda en tomar decisiones, podía lograrse una mejora del 25% en el rendimiento del proyecto.
Aquí algunas de las cifras del informe:


Ahora ya tenemos datos que avalan esta teoría y confirman lo que ya intuíamos: dejar todo para después, que la decisión la tome otro, y la burocracia o el exceso de jerarquía, perjudican mucho más de lo que ayudan.
Todos conocemos esos proyectos en los que nada se mueve si no lo aprueba el consejero delegado de la empresa o un comité formado al efecto para tomar cada una de las decisiones (como en The Unicorn Project). Hay demasiado miedo a equivocarse y, si algo pasa, nadie quiere ser tomado como el reponsable de haber dicho: «Sí, adelante».
A veces, no es tanto cuestión de miedo o de cubrirse las espaldas, sino una mal entendida forma de «Hacer las cosas bien». Se quiere tomar siempre la mejor entre las mejores opciones disponibles, no importa si para encontrarla hay que invertir decenas de horas o cientos de euros (aunque la diferencia entre una opción y otra no implique sino un par de clics más en una escondida opción de pantalla).
Un Product Owner hábil que conozca bien el mercado y el producto puede ayudar mucho con esto. Si hay dudas, sabe a quién preguntar. En cambio, si lo conoce él, resuelve rápido. Si es una cuestión de diseño o estética, no va a lanzar la pregunta a todos los stakeholders, simplemente toma una decisión y continúa con su trabajo.
Estará accesible al equipo y cuenta con datos que le permitirán tomar decisiones. Si no tiene herramientas suficientes, planeará acciones que le permitan medir y tendrá siempre en cuenta el coste que tenga esa medición, pero también el coste de retrasar la decisión. Decide, prueba y mide ¿salió mal? Siempre será mejor que la parálisis por análisis. Por lo menos no habrá apostado todas sus cartas en este juego.
Referencias:
- Big, Bang, Boom Revisited: Why Large Projects Fail. A case study research of NPAC por Prof. Jim Johnson et al.
- Review Chaos Report 2018 por Henry Portman.
- What your measures reveal about your mindset por Patricia Kong.