Uno de los clásicos de la literatura de la industria del software, Gerald Weinberg en su libro Quality Software Management cuenta en uno de los capítulos de ese libro: «Durante una época de crisis, la mayor parte de la gente está haciendo malabares con muchas tareas al mismo tiempo. De hecho, un síntoma de sobrecarga es el número de gente asignada la mitad del tiempo al proyecto A, 1/7 al proyecto B, 1/23 al proyecto C, y así sucesivamente. Las tareas continúan llegando, y los mánagers simplemente añaden más tareas al personal existente».

A simple vista, vemos que una dinámica así no nos puede llegar muy lejos, pero cuando estamos en medio del jaleo, no es tan sencillo de ver. No queremos añadir más gente, porque esto tiene un coste obvio y porque, de acuerdo a la Ley de Brooks, añadir gente a un proyecto retrasado solo lo retrasaría aún más.

Weinberg indica en su libro que, cuando nos dedicamos a hacer mil cosas a la vez, no lograremos avanzar nada. Es más, iremos mucho más despacio que si solo tuviéramos que hacer una o o dos. Las razones que señala para este fenómeno son muy parecidadas a las que Brooks explica para su ley. En esta serie de pasos Weinberg explica cómo nos vemos metidos en esa espiral:

  1. Tenemos una cantidad alta de trabajo por hacer.
  2. Encontramos una falta relativa de progreso.
  3. Aumentamos la carga de tareas.
  4. Con las nuevas tareas necesitamos:
    1. Tiempo para aprenderlas.
    2. Tiempo para los cambios de contexto al saltar entre unas y otras.
    3. Tiempo para la coordinación entre las viejas y las nuevas tareas.
  5. Vuelta al paso número 1.

De nuevo, según Weinberg, el único factor que impide que esta táctica nos lleve a peores resultados, es que la gente más sobrecargada simplemente ignore las nuevas tareas que le van llegando. O ignore las antiguas. O ambas.

Parece radical, pero ¿no te has visto alguna vez en una situación similar? Es tal la sobrecarga y te ves tan abrumado con las nuevas tareas que te acaban de llegar que simplemente cierras los ojos y dices: «Al diablo, haré como que no he visto nada. Iré a casa, colgaré el teléfono y cerraré el Skype. Terminaré de una vez eso que debía haber entregado hace dos semana, y a lo que solo le he podido dedicar 3 minutos cada 4 horas».

Una tabla sencilla que Weinberg ha calculado para estimar los efectos perjudiciales de intentar la multitarea cuando nos enfrentamos a varios proyectos al mismo tiempo es:

Número de tareas% del tiempo efectivo en cada una
1100%
240%
320%
410%
55%
más de 5aleatorio

A poco que lleves algunos años trabajando, seguramente lo habrás vivido alguna vez: tienes mucho trabajo y todas las tareas son importantes. Te interrumpen cada día con una nueva que es aún más urgente que la de ayer. Intentas hacer todo al mismo tiempo y sacas un rato para cada una, pero apenas notas algún avance. No me extraña, según Weinberg, si repartes tu tiempo entre 5 tareas a la vez, de cada jornada de trabajo, solo lograrás un 5% para cada una de ellas. Un 25% de efectividad total de tu día de trabajo.

Desde luego, así es imposible sacar nada adelante y la situación no hará más que empeorar. Plántate y sal de ese bucle. Aprovecha la Ley de Secuencias Homogéneas de Carlson y dedica todo el tiempo que te sea posible a solo una de las tareas pendientes. Ignora las demás. Serás productivo un 100%, cuatro veces más. Ahora solo te quedan 4 tareas.

Aborda la siguiente sin distracciones antes de que llegue una nueva y lograrás avanzar. Solo hay que mantener la cabeza serena e ignorar los cantos de sirena que te dicen que todo es urgente. Como diría Kipling: «Si puedes mantener la cabeza cuando todo a tu alrededor pierde la suya y te culpan por ello; (…)».


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