Quizás porque los proyectos en los que trabajo actualmente no son muy grandes o quizás por simple deformación profesional pero veo que mi trabajo es cada vez menos parecido al de un jefe de proyecto tradicional y más cercano al de un facilitador del trabajo.
Por supuesto que sigo teniendo responsabilidades en el control del coste económico y en la gestión del equipo pero no entiendo esto como la parte más importante de mi trabajo. Suena polémico pero intento explicarme.
En un rol de gestor de proyectos tradicional el jefe de proyecto debía redactar las especificaciones del proyecto, calcular el costo, gestionar el equipo de trabajo, asignarle las tareas y hacer un seguimiento de cada tarea asignada. El equipo de trabajo trabaja para el jefe de proyecto que velará porque se estén cumpliendo los objetivos dentro del coste presupuestado.
En mi caso, en cambio, el 70% de mi trabajo se resume en reunirme cada día durante 15 minutos con los distintos equipos de trabajo para preguntarles qué hicieron ayer, qué se va a hacer hoy y si tienen algún problema que no les permita avanzar. Me anoto en esas reuniones qué tengo que hacer yo para solucionarlo y me paso el resto del día intentando dar una solución a esos problemas (pidiendo información al cliente, revisando una entrega o reclamando una copia de la base de datos)
Como verán, mi trabajo trata de facilitar las cosas al equipo de trabajo asfaltando el camino para que pueda ir más rápido. Trato de conseguir que puedan hacer cada tarea en el menor tiempo posible en lugar de sólo asignar la tarea y medir si el tiempo empleado es mayor del estimado.
Como he mencionado en alguna ocasión, si nos contratan para llevar una carga del punto A al punto B de poco nos servirá saber cuántos pasos hemos dado ya con la carga. ¿No sería más útil ver si estamos en el camino más corto hacia B o en el que menos dificultades hay?