No quisiera convertirme en uno de esos evangelistas de lo Ágil que pregonan por doquier lo bueno y moderno que es ser Ágil. He puesto en práctica alguna de estas técnicas y he obtenido buenos resultados con ellas, así que en este post les voy a contar la parte positiva de una metodología como SCRUM (post obligado después de hablar sobre las desventajas de SCRUM en una entrada de mayo)
Me voy a centrar en las ventajas de una de sus características fundamentales: Las Entregas Periódicas. Nuestro cliente recibe cada poco tiempo una entrega de lo que estamos haciendo. Esto le va a permitir:
Que comience a usar ya su producto
El cliente puede decidir poner en marcha el producto aún cuando no están todas las características construidas. Cuando se haya desarrollado el 20% de las nuevas funcionalidades, que son las que serán usadas el 80% del tiempo, el producto puede comenzar a andar.
Con el feedback de los usuarios podríamos darnos cuenta de que hay nuevas funcionalidades que son mucho más importantes que el 80% de las tareas que aún teníamos por hacer en la pila del producto. Alguien puede decirnos «pero si el borrador del nuevo decreto ya no exige la entrega de la autorización firmada» o «en realidad lo que necesitamos es un botón para poder cancelar el trámite» (dos experiencias reales)
Que pueda decidir hacia dónde vamos
Los negocios cambian, las necesidades varían, nuevas normativas aparecen. Lo que era muy importante cuando se firmó el contrato podría no serlo meses después. El cliente puede decidir los nuevos objetivos, qué hacer en el nuevo Sprint y en qué debemos trabajar para la próxima entrega.
Divide y vencerás
Las tareas titánicas requieren de esfuerzos del mismo orden. Si debemos entregar solo una parte de esa tarea cada dos semanas la carga se nos hará más llevadera. Tareas más pequeñas y abordables harán que nos parezca menos difícil el trabajo y que con cada entrega tengamos la sensación de estar dando un nuevo paso hacia la meta final.
Menos sorpresas
Viendo crecer el producto poco a poco todos vamos a tener una idea de qué estamos haciendo con él y si nos va a ser útil o no. Además, con relativa exactitud sabremos a qué ritmo se están entregando cosas y cuánto tardaríamos en tenerlo acabado. ¿Es necesario tomar medidas para corregir el rumbo? Lo sabríamos en semanas.
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